EFE.- El próximo sábado 1 de noviembre será la inauguración oficial del museo arqueológico más grande del mundo dedicado a una única civilización, ya que el Gran Museo Egipcio abrirá 23 años después de que el entonces presidente del país, Hosni Mubarak, colocara la primera piedra.
Al menos en cuanto a tamaño, este espacio arquitectónico no tendrá nada que envidiar al Louvre de París o al Museo Británico de Londres. Sus exposiciones permanentes ocuparán una superficie de 85 mil metros cuadrados y la construcción en su conjunto tiene 480 mil.
La tardanza en la apertura del reciento se debe, por un lado, a la dificultad de levantar el enorme edificio en el desierto en la cercanías de las pirámides de Guiza y asegurar que no hubiese reliquias debajo. Tan sólo el proceso de retirar miles de toneladas de arena ocupó 10 años.
A las dificultades técnicas, se sumaron las revoluciones y protestas populares conocidas como las Primaveras Árabes, las tensiones entre Israel e Irán, la pandemia del coronavirus, las recurrentes crisis económicas del país y la guerra de Gaza.
Si bien la inauguración oficial del recinto, que ha sido llamado “la cuarta pirámide” por su semejanza y cercanía con las pirámides de Guiza (que tardaron en levantarse entre 20 y 30 años), tendrá lugar el 1 de noviembre, se extenderá durante tres días, por lo que el público en general deberá esperar al martes 4 del mes para entrar.
Tutankamón, la joya de la corona
El Gran Museo ha ido abriendo espacios para los visitantes. Entre las piezas que se pueden ver destaca una estatua vigilante de Ramsés II en el vestíbulo central, de 12 metros de altura y una antigüedad de 3 mil 200 años, que ha comenzado un nuevo reinado entre las piezas arqueológicas más destacadas del Egipto faraónico.
Ramsés II, tercer faraón de la Dinastía XIX y que vivió 87 años, ordenó edificar los célebres templos rocosos de Abu Simbel para conmemorar su victoria en la batalla de Qadesh (en 1274 a.C.) y de su propio templo mortuorio en Tebas, actual población de Luxor.
La “cuarta pirámide” está preparada para recibir hasta 15 mil personas diarias, y albergará alrededor de 100 mil piezas, un almacén de antigüedades y un laboratorio de restauración. Sus grandes salas de techos altos y galerías con mucha luz natural están diseñadas de forma que el turista sienta que está entrando en un yacimiento arqueológico.
Fuente: Latinus














