En solo una semana, Córdoba registró cinco asesinatos dolosos, lo que mantiene al municipio como uno de los más violentos de la región. A pesar de ello, las respuestas oficiales parecen quedarse en declaraciones, sin acciones concretas que devuelvan la tranquilidad a los ciudadanos.
El presidente municipal, Juan Martínez Flores, aceptó que la ciudad es un “foco rojo” y se limitó a señalar que “son hechos que no están en nuestras manos, pero sí la seguridad”, deslindándose de responsabilidades en un tema que golpea directamente a la población.
Actualmente, en el municipio operan cerca de 500 elementos entre Policía Municipal, Estatal, Marina y demás corporaciones, sin embargo, los resultados son mínimos. Incluso con la llegada de 20 marinos más, la violencia sigue presente y la ciudadanía percibe la falta de estrategia real y de coordinación efectiva.
La inacción del alcalde y la ineficacia de las corporaciones de seguridad dejan en claro que la presencia de uniformados no basta: Córdoba sigue hundida en la inseguridad, mientras sus habitantes viven entre la desconfianza y el temor.














