Ni una flor de cempasúchil ni un solo adorno alusivo al Día de Muertos se vio este año en el primer cuadro de la ciudad, pero eso sí, el Ayuntamiento ya comenzó a montar el pino navideño desde la noche de este lunes a un costado del parque 21 de Mayo.
Mientras la mayoría de los municipios de la región lucieron coloridas ofrendas, altares y pasillos decorados con papel picado, en Córdoba el olvido a las tradiciones volvió a ser evidente. En cambio, la administración municipal decidió adelantar la Navidad, instalando una estructura metálica que —según los ciudadanos— cada año luce más pobre y sin creatividad.

Por tres años consecutivos, los eventos navideños han sido motivo de burla y decepción para la población, al no ver reflejada una inversión digna en la decoración. A esto se suma que el propio presidente municipal, Juan Martínez Flores, ha llegado a pedir que los cordobeses decoren con sus propios materiales, bajo el argumento de unión ciudadana, en realidad refleja la “austeridad republicana” que su administración presume, pero que en la práctica se ha traducido en falta de interés y nulo y enriquecimiento ilícito.
La molestia crece entre la ciudadanía que ve cómo el gobierno municipal ignora las raíces culturales de la ciudad, mientras adelanta celebraciones que poco reflejan el espíritu y la identidad cordobesa.














